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Memoria, arte y comunidad: una noche de Día de Muertos en HAAB

El Día de Muertos no es solo una tradición ancestral: es una manera de recordar desde la vida, de honrar el paso del tiempo y de celebrar la presencia que persiste incluso en la ausencia.
Flores, fuego, papel picado y cantos se convierten en símbolos de esa conexión eterna entre los mundos. Y este año, HAAB fue escenario de una celebración que unió arte, memoria y comunidad.

Entre velas y flores de cempasúchil, los miembros de HAAB se reunieron para vivir una noche que mezcló lo ritual con lo contemporáneo: una inauguración artística, un altar lleno de significado, y un performance musical que encendió el alma.

El arte que transforma el espacio

La exposición curada por Art Triggeria transforma los muros de HAAB con una selección de obras propias y otras presentadas en colaboración con Pali Galería.

Artistas presentes:
Allegra Hangen
Clau Robles – Gil
Daniel Bahena
Gustavo Argüello
Maf Gobera
Marieli
Nicole Almanza
Octavio Coutiño
Vica

Pali Galería
Fusca
Cristina Delgado
Jimena Estíbaliz

Las piezas dialogan entre sí y con el espacio, creando una narrativa visual que invita a la reflexión sobre el cuerpo, la memoria y la energía.

Durante la inauguración, los artistas compartieron su proceso, acompañados por el equipo de Triggeria, que impulsó una curaduría pensada para convivir con el día a día del lugar.

“Queríamos que esta exposición capturara la esencia del Día de Muertos, pero desde una mirada distinta. Por eso elegimos las palabras trascendencia y permanencia como ejes curatoriales: conceptos que nos invitan a reflexionar sobre lo que permanece más allá del tiempo.
A partir de ellos, seleccionamos obras que dialogan entre sí a través de sus colores, formas e historias —piezas que dan vida a los muros de HAAB y permiten que la comunidad salga un poco de lo cotidiano.”
Art Triggeria

La selección de obras y artistas busca despertar la mirada, invitar a observar con atención y a descubrir los ecos personales que el arte deja en cada quien.

“Queríamos invitar a mirar con atención. Porque cuando realmente observamos, lo que vemos se convierte en espejo: nos refleja, nos cuestiona y, si estamos dispuestos, nos habla.
En esta curaduría buscamos que la pintura —como una buena conversación, un momento o una persona— logre trascender y permanecer, dejando huella en quienes la experimentan y en el propio espacio que la alberga.”
Art Triggeria

Dicen las chicas de Triggeria que una de las cosas más especiales de la noche fue ver cómo la exposición se entrelazó de forma orgánica con la celebración.
El arte, la música y la memoria se unieron en una atmósfera llena de emoción: la gente recordaba, compartía y conectaba profundamente con lo que veía y sentía.
Para ellas, “la velada se volvió una experiencia viva —acompañada de cantos, arte y comunidad— y nos llena de alegría ser parte de este tejido que HAAB va construyendo entre artistas, creadores y amantes de la vida.”

Explora el catálogo completo de obras y artistas que forman parte de esta exposición.
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Un altar para recordar

El corazón de la noche fue el altar creado por Marco Carrillo, una pieza cargada de emoción y simbolismo.
“Representa a los seres queridos que nos acompañan desde otro plano —físicamente ya no los vemos, pero en nuestro corazón siguen vivos”, compartió Marco.
Su diseño fue una ofrenda íntima que conectó con todos los presentes, un recordatorio de que el arte también puede ser un lenguaje espiritual.

“Todos tenemos esos seres especiales que ya no están con nosotros. Este altar fue mi manera de rendirles homenaje y de expresar lo que muchas veces no puedo con palabras.”

Para Marco, el arte es una herramienta poderosa para mantener viva la memoria colectiva:

“El arte congela momentos, transmite emociones y nos ayuda a comprender la historia y las emociones de una manera más profunda.”

La música como ofrenda

La artista Renee Mooi abrió la noche con una presentación profundamente conmovedora. Su manera de cantar —potente, visceral, llena de matices— resonó en cada rincón del espacio.
Con una propuesta que fusiona ritmos tradicionales, instrumentos y tecnologías contemporáneas, Rene propone un nuevo enfoque a la música mexicana: uno que honra sus raíces mientras las transforma.

Durante su performance, interpretó canciones emblemáticas como La Llorona, entre otras piezas que mezclaban lo ancestral con lo experimental.
Su voz, acompañada de beats, loops y sintetizadores, creó una atmósfera hipnótica, entre lo ritual y lo electrónico.

En un momento especialmente emotivo, invitó al público a acercarse al altar y colocar fotografías de sus seres queridos, transformando la música en un acto colectivo de memoria.

Voces de la comunidad

Entre los asistentes, la atmósfera era de conexión y recogimiento compartido.

“Creo que lo que más me tocó fue cuando se dedicaron algunas palabras para la gente ausente y se colocaron las fotos en el altar. Siento que el Día de Muertos también se comparte mucha la ausencia y la añoranza de los seres queridos. Y la música también.”
Omar, miembro de la comunidad HAAB

“Ver cómo la gente se acercaba al altar con tanta intención me conmovió mucho. Se sentía una energía muy real, como si todos estuviéramos recordando a alguien distinto, pero al mismo tiempo, juntos.”
Mau, invitado externo que asistió acompañado de un miembro de HAAB

“El otro día viví algo muy especial en HAAB, el lugar donde trabajo como chef y, esta vez, también como parte del corazón del evento. Celebramos el Día de Muertos con una ofrenda preciosa, llena de detalles, velas y memorias. Una chica cantó en vivo y su voz —cuando interpretó La Llorona— nos puso la piel chinita a todos. Nos invitó a llevar fotos de nuestros seres queridos, y yo llevé la de mi abuela. Fue mi forma de traerla conmigo, de incluirla en mi mundo, en mi día a día. Ha sido la pérdida más profunda que he tenido, y verla ahí, en ese altar, rodeada de luz, fue como tenerla cerca otra vez. Fue un momento mágico… uno de esos que te abrazan el alma.”
Sofía, Chef de Cocina en HAAB

“Toda la noche fue una noche de celebración y memoria. Fue compartir alegría y nostalgia a la vez, honrando con todos los presentes a quienes lo estuvieron en algún momento.”
Lucía, miembro de la comunidad HAAB

Un puente entre mundos

El Día de Muertos en HAAB fue más que una celebración: fue una experiencia que unió arte, memoria y presencia.
Cada canción, cada obra y cada flor en el altar recordaron que el arte puede ser también una forma de encuentro —entre quienes estamos y quienes seguimos recordando.

Porque en HAAB, el arte no se contempla: se vive, se comparte y nos une.
Y entre velas, flores y música, todos recordamos lo mismo:
que lo que amamos no desaparece —solo cambia de forma.